Sábado, 31 Mayo 2014 10:50

El cuello de camisa, el boxeo, un mundial para bajitos y un deporte de reyes.

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En el verano de 1967, el gobierno español organizaba un mundial de baloncesto en Barcelona con una particularidad, ningún jugador podía superar los 180 cm de altura. Respondía esta competición a la necesidad de adaptar el deporte a una generación de españoles marcada por la postguerra y las cartillas de racionamiento. España llegó a la final, que se disputó en la ciudad condal coronando a los EEUU. Se vendió como un gran éxito deportivo, aunque nadie hable de esto en el siglo XXI. En 1984, una generación de Españoles bien alimentados perdía en la final de los JJOO contra Michael Jordan y sus contemporáneos. Los Epi, Romay, Llorente o Basilio todavía forman parte del imaginario colectivo, como quijotes contra los inmensos molinos. Por encima de todo está la legitimidad, no hay gesta con amaño o trampa para el pueblo soberano. 

foto articulo miguelTengo que reconocer que cuando hace una semana escuché en el nuevo programa de Teledeporte youboxing, que se celebrarían veladas de boxeo en el hipódromo de La Zarzuela, una esperanza para el turf español se iluminó en el trozo de mi corazón reservado a las carreras de caballos. Porque realmente lo necesitan más que el propio pugilismo. Desde que el hipódromo tuviera que cerrar tras la gestión del empresario Sarasola, íntimamente relacionado con la carrera de Poli Díaz, un deporte de la espectacularidad del turf, que genera solo en Irlanda más de 300 millones de € al año, había muerto de forma definitiva en nuestro país. Los profesionales emigraron al Reino Unido o a Francia. Una industria global de la que España no participaba. Otra más. No es mi intención valorar las iniciativas que la dirección del Hipódromo de La Zarzuela han tomado para la popularización de su deporte, o valorar la gestión de fomento o LAE, y no creo que a mucha gente le importe este análisis, pero la presencia en los medios de comunicación sigue siendo marginal, incluso comparada con los deportes de contacto, en claro auge en estos últimos tiempos. En esta relación simbiótica el que podía tirar del carro era el boxeo, con una afición mucho más activa y comprometida con su deporte hoy por hoy. Pero ayer, nuevamente en el programa Youboxing, se concretaba que la modalidad de boxeo que se llevaría a cabo es la denominada White Collar Boxing. Y aquí nos corresponde cocear y resistirnos a no entrar en cajones. 

 White collar es una expresión que se refiere al cuello de camisa, usualmente blanco, que los trabajadores de oficina, profesionales liberales y en general trabajadores administrativos utilizan cuando se ganan la vida. Y el boxeo que se denomina de esta manera está limitado a la práctica por parte de estos colectivos. Y esto es de un clasismo insoportable, la única división posible en boxeo es por pesos, no por posición socioeconómica. ¿Qué diferencia hay entre segregar por raza o segregar por situación laboral o expediente académico? El elitismo que apesta a las carreras de caballos amenaza con contagiar al boxeo y ante esto debemos rebelarnos, aficionados y profesionales, pues si algo es común denominador en el boxeo de todo el mundo es que encima del ring todos son iguales, el más humilde currito y el más alto funcionario. Este no es deporte de reyes. Faltar a este principio es travestir el deporte, y además es una publicidad que roza el engaño, puesto que una gala de white collar boxing es peor por definición que cualquier velada de boxeo amateur que se dispute en territorio nacional, el anglicismo sólo es un bonito lazo que sirve de anzuelo. Estaremos de acuerdo que jóvenes entrenados van a dar un mejor espectáculo y van a dignificar el deporte mejor que dos arquitectos cuarentones que toman clases de boxeo entre partido de paddle y nueve hoyos de golf. 

Y sé que se me acusará de ser un exagerado, de sacar de contexto lo que simplemente es una forma más de promover este deporte. Pero lo cierto es que el boxeo está en un camino que sólo puede acabar en el reconocimiento social, y una promoción del deporte equivocada nos puede llevar a caer en viejos clichés que ya parecen olvidados. No todo vale en este mundo, no puedes ser campeón del mundo de white collar boxing como no lo puedes ser de baloncesto para bajitos. Porque eso no existe. 

O quizás esté como siempre equivocado, y esta nueva versión del boxeo sea el futuro y yo un reaccionario insoportable. Es posible, incluso, que del Hipódromo de La Zarzuela surja la gran esperanza pija. El tiempo dirá.

Visto 2398 veces Modificado por última vez en Lunes, 02 Junio 2014 06:24

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