Con una magnífica selección de material y sentido del ritmo, Leon Gast ha elaborado un apasionante documento. El director logra que se masque la expectación que despierta el enfrentamiento convocado por el dictador zaireño Mobutu Sese Seko, que estuvo acompañado de un concierto de música africana y de una amplia cobertura de los medios de comunicación.
El gran mérito de Gast es trascender el simple interés que genera cualquier gran acontecimiento deportivo -mayor cuando el resultado es contrario al previsto-, para mostrar el carácter simbólico que presentaba éste. Aunque los contendientes eran negros, Alí se erigió en representante de sus hermanos de raza. Mientras Foreman aparece como claro ejemplo del 'establishment', él habla y no calla, denuncia el racismo presente en Estados Unidos, y confiesa haber descubierto en Zaire, realmente, a su gente. El film muestra a un Alí, verdadero protagonista, espontáneo; presuntuoso y provocador si se quiere, pero sincero y orgulloso de su fe en Alá. Los fragmentos de algunas de sus intervenciones tienen el sabor de lo auténtico.